un ensayo político
por guillermo nieto arreola.
A lo largo de la historia, específicamente de las ideas que construyeron las grandes culturas, hay una palabra que nació con el ser social llamado hombre. Me refiero a la palabra política. Son muchas las concepciones que se tienen. Son, también, muchas formas de gobierno las que pudo construir, así como muchas manifestaciones en contrario que, al final de cuenta, son un derivado de ella, es decir, acciones que surgen en su intento por ejercerla.
Ahí les voy. Por política, en forma muy general, podemos entender tres situaciones importantes. La primera que se refiere al ejercicio del poder, o sea, al arte de gobernar o de administrar los conflictos; la segunda –un poco más social-, es la que se interpreta como el agotamiento de muchos medios para el logro de un objetivo de cualquier naturaleza y, la tercera, la que supone un ejercicio intelectual o físico que influye en la toma de decisiones colectivas. Es en sí misma, una palabra que encierra diversas manifestaciones sociales, las que desde luego, construyen un sistema de vida ordenado, que transciende en la forma de vida de las sociedades, verbigracia, la democracia; de lo contrario, la política no fuera tan útil para escribir día con día la historia de los pueblos.
Sin embargo, más allá de las concepciones que se tengan, surgen diversas manifestaciones que van en contra de la naturaleza misma de la palabra, es decir, manifestaciones que alteran la forma de vida de la colectividad y convierten el orden en una complejidad social, capaz de vulnerar otras creaciones políticas como la democracia. Aquí, desde luego, pudiéramos citar la tiranía, el despotismo o la demagogia de las que habló Aristóteles en las formas impuras de poder, empero, hay una manifestación mucho más enigmática, sui generis y con ningún valor axiológico.
Hablo de la oposición, de la antitesis de la política, no necesariamente de una concepción del mundo, como lo es la “izquierda”, sino más bien, de una forma de negar la ontología de la política, y digo esto, porque la política es inherente al hombre, la que ha construido, bien o mal, formas de vida sociales o económicas, como el socialismo o el capitalismo, que son, en el último de los casos, resultado de un ejercicio político humano, en beneficio de masas, que ha construido soberanías y que las ha desbordado a la vez, llevándolas a buscar el dominio más allá de sus fronteras, y que han marcado el destino de la Historia , como sucedió con las dos grandes guerras mundiales.
Me refiero, entonces, a otra palabra: a la “Grilla”. La “Grilla”, como contraposición a la política no ha construido nada, sino al contrario, ha debilitado la fuerza de las soberanías. Para explicarla o definirla, habría que precisar su objetivo, el cual es amorfo e incierto. La grilla en sí, tiene más atributos psicológicos que sociales, pues cuando un individuo fracasa en su intento de hacer política, se dedica a mezclar sus virtudes y defectos para interactuar en el campo político, donde tampoco define amigos o enemigos, sino que, actúa en base a meras expectativas y prejuicios.
“La Grilla ” es una acción humana donde los objetivos – como ya dije- son inciertos. Es un derivado de la política alejada de toda axiología la cual la identifica, y desde luego, se contrapone a la democracia. De ahí que ejercerla se traduzca en un verbo llamado “Grillar”. El que lo ejerce también se contrapone al diálogo, la tolerancia y el pluralismo. Su ejercicio va más allá de una idea colectiva para desembocar en un interés personal, donde las ideas se atacan con atributos personales y no con razonamientos previamente establecidos. Aquí hay una especie de sagacidad o astucia, no una visión generalizada en beneficio de las sociedades. Sin embargo, es capaz de conjugarse para buscar objetivos también inciertos. Así surgen los “Grillos” y los “Grilleros, quienes más allá de construir esquemas para la obtención del poder, está la necesidad imperiosa de pertenecer a un mundo único, donde prevalece la ausencia de valores.
“Los Grillos”, son individuos inseguros de sí mismos que no logran lo que sus aspiraciones personales le establecen, como tampoco los objetivos colectivos, los que desde luego, no existen. Habitan en cualquier organización que tenga que ver con el ejercicio o logro del poder.
Se consideran los más poderosos del planeta precisamente por su concepción del mundo. Piensan que son capaces de alterar cualquier estructura institucional o social y por ello su percepción de la realidad es peor que el marxismo mal interpretado.
Pertenecen a una raza ambivalente, la cual no tiene definido su hábitat. Hoy son rojos mañana amarillos. Son camaleónicos interesantes. Les gusta proponer -por cierto-, aunque nunca saben lo que implica. Agotan muchos medios como el engaño para lograr algún objetivo –amorfo, incierto y utópico-, la diferencia estriba en los valores. Son como los rudos de la lucha libre. Rompen reglas, a pesar de que de ello derive un retroceso democrático. Son en síntesis, los enemigos del desarrollo en todas sus manifestaciones, ya que, el oponerse al beneficio colectivo, deriva en una guerra sin cuartel que impide formar un frente sólido de batalla. Así son los “Grillos”.
Vayamos con otro calificativo, con los “Grilleros.” Son grupos sociales organizados que ante la ausencia de un líder definido, se mueven a cualquier parte, sin rumbo y pactando con otros “Grillos”, los cuales influyen en su forma de pensar. Son además nihilistas y escépticos a las políticas gubernamentales. Tienen dotes de anarquismo y también de marxismo mal interpretados a la vez. No pueden estar en un solo lugar. Actúan por apasionamientos incronguentes. Hoy exigen una cosa y mañana se oponen a eso. No tienen rumbo ni visión democrática. Para ellos, la democracia es un asunto de Estado, y por eso, la culpan de todo. Tienen un cristal atravesado donde los prejuicios y las ideas preconcebidas, les fortalece una cultura política ausente también de valores.
Les gusta discutir sin tomar acuerdos, así como destruir sin construir. En fin, el presente ensayo no basta para definirlos.
Por esa razón, escribir sobre lo que implica la palabra “Grilla”, es una necesidad existencial que nos debe ofrecer una alternativa para enfrentarla. Es como luchar contra una Monarquía sin Estado, donde todas las acciones están fuera de una axiología política que es capaz de destruir y corromper la voluntad que crea la justicia.
En ese sentido, México ha sido un país de “Grillos” más que de políticos, quienes en la mayoría de los casos han secuestrado tanto las instituciones como las organizaciones políticas modernas y ,lo peor, han ejercido la “grilla” en pleno ejercicio del poder dividiendo y asumiendo posturas incongruentes ante los problemas que se supone deben resolver. Eso han hecho los “grillos”. Luego entonces, la lucha social ya no sólo tiene un enemigo definido, como lo es todo lo que impida la construcción de un país democrático, sino también, aquél enemigo que a diario se contrapone a la política y que ha generado pobreza y retrocesos en el país, que en este caso, me estoy refiriendo precisamente a la “Grilla”.
07 de marzo de 2003.
Guillermo Nieto Arreola.
Encontré tus elocuentes axiomas al estar en medio de una confusión mental, de esas que tan aquejan en la noche, buscando deliberadamente más y más información sin un rumbo incierto. Lo anterior surgió de un comentario que se me hizo al defender mi espíritu político "no seas grillero". A lo cual en su momento no supe responder. Tus palabras han caído a mi hipocampo para incorporarse a las necesarias pasiones de las que hablaba Benda. Saludos de un hermano mexicano.
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